El éxito depende de mucha variables, unas menos cuantificables que otras. Es difícil ponerse de acuerdo en torno a cuál es la receta mágica que lleva a conseguirlo, pero en lo que cada vez coincide más y más gente es que el esfuerzo de equipo y la colaboración son atajos en ese camino al éxito que persigue toda empresa, y por ende, todo individuo en un contexto laboral.
Cuando un grupo de personas trabajan en equipo colaboran por un objetivo común dejando sus metas personales a un lado. Al sumar los esfuerzos, las habilidades, los conocimientos y las aptitudes de cada miembro del equipo, estas se complementan y las opciones (e ideas) se multiplican. De esta manera es posible avanzar en un cometido a una velocidad que no podría darse de manera individual, e incluso que no podría lograrse.
Para un buen trabajo en equipo es fundamental labrar la comunicación, la coordinación, el compromiso y la solidaridad. Sin embargo, no basta con tener predisposición a estas aptitudes, hay que crear compañerismo para estrechar lazos y ganar la confianza de los compañeros. Es por ello que es muy importante que los equipos participen en dinámicas de grupo fuera de la oficina. Estas actividades afianzan la confianza y permiten al equipo conocerse para trabajar con mayor comodidad. En muchas ocasiones el miedo al fracaso hace que las personas no se atrevan a expresar sus ideas, y solo en un entorno en el que se encuentren cómodos, esas voces podrán hacerse escuchar.
En este sentido, en Grupo Apuyen nos preocupamos porque nuestros equipos se entiendan y confíen los unos en los otros. Por ello, a lo largo del año organizamos diversas jornadas para fomentar el compañerismo, practicar dinámicas de grupo y estrechar lazos. Esto nos hace más fuertes, estables y eficientes, y se demuestra en las tareas del día a día.
En la última de estas jornadas, el equipo de Grupo Apuyen se echó al mar para llevar a cabo maniobras náuticas. Esta actividad exige un trabajo en equipo medido, en el que cada persona tiene una responsabilidad y si en algún puesto no se trabaja, la maniobra no puede llevarse a cabo. El símil del barco en el que todos tienen que remar a una para poder avanzar, es muy acertado en estos casos.
Esta forma de trabajar exige que las empresas reformulen sus rutinas para adaptarse a métodos flexibles que permitan implantar equipos de trabajo que puedan interactuar, repartirse las tareas, ayudarse. Los espacios laborales también tienen que evolucionar de cara a facilitar el trabajo en equipo, la comunicación y la conciliación.
COLABORACIÓN INTEREMPRESARIAL
Lo mismo sucede entre empresas, la misma concepción de trabajo en equipo que gana más fuerza cada día dentro de las empresas españolas debe trasladarse también entre compañías. Sin embargo, el trabajo en equipo interempresarial es un concepto que provoca cierto rechazo. El secretismo o recelo que imperan en las organizaciones ha hecho muy difícil que diferentes empresas se alíen en un contexto común para remar juntos en la misma dirección y recortar los tiempos de ejecución.
El tiempo de respuesta, la reducción del ciclo de ejecución y la innovación a la hora de buscar soluciones son algunas de las ventajas que se consiguen cuando dos o más empresas se alían para objetivos concretos. Siendo así, no es de extrañar que cada vez más empresas dejen de lado las reticencias del pasado y se embarquen en metas comunes para ser más fuertes frente a su competencia.